Diario de Adán (19)

Cómo saber los signos de una identidad indeterminada, caminando las señales que significan los caminos que no reconocimos, Adán esperaba en las redes, colgando, pensando en los días de su fatídico atardecer, como una estela diminuta entre los segundos y las imágenes aparecen tus ideas fragmentarias del Ser, y soy la voluta ahumada de la restauración, somos el delirio interno de lo nuestro, la calidad intrínseca del vivir, señalando el retornello de los canales sobre el río detenido. 

¿No es una señal o quizás la guía más elemental la que se mantiene en el continuo flujo? A los pasos que seguían vio sobre la iglesia una mujer vestida de negro subiendo a hurtadillas entre las escaleras hasta la cima del local. Y entre los miasmas de las ciudades un designio nos espera mientras somos el propio y único final, las instantáneas del momento entre su propia carne y sangre del designio no son más que un fútil incienso. Humo requerido para el miasma. Futuro ya acaecido.




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