Diario de Adán (Fragmento 13)

Aquel día desperté tarde, estaba desnudo y una sábanas apenas me tapaba hasta las rodillas, mi ropa lacónica me llamaba desde el suelo, la observé unos segundos y acto seguido avergonzado me vestí rápidamente ¿Aquel suceso había sido un sueño? Fue mi primera pregunta, claro estaba desnudo, pero ¿Y mis constantes alucinaciones? Aquellas fueron mis primeras preguntas del día; abrí la puerta circunspecto, temeroso de lo que pudiera encontrar, en la sala estaba Lucio roncando desmesuradamente sobre el sillón, lo desperté y me habló con estas palabras:

Sacreblou!¡Adán! tan temprano, déjame dormir otro ratito más, ¡tengo una resaca de los mil demonios!

-Pero si es tarde hombre, ¡levántate! La vida es corta, hay tantas cosas que hacer, mira el cielo ¡Está radiante! -le dije mientras descorría las cortinas maliciosamente.

-Esta bien, esta bien ¿Qué hice para merecer esto?

-No seas tan trágico, por favor. ¿sabes algo de la Gorgona?

-Muy temprano en la mañana desperté y la vi salir con Pilar, no podía ni moverme así que las deje, parece que iba a dejar a Pilar -dijo Lucio dubitativo.

Pensé un segundo y le pregunté si nos íbamos o nos quedábamos a esperar a la Gorgona.

-Esperémosle, me gustaría conocerla, además quiero saber con quien te has metido ahora, ¡Ya sabes!... eh… tu ya… ¿con ella?- preguntó.

- Si, ¿Por qué la pregunta?-le respondí.

-Curiosidad -respondió resuelto.

-¿Y tu con Pilar? -le pregunté mientras recordaba la noche anterior con espanto.

-No, no; ya sabes como funcionan las cosas en mi caso.

-Siempre no he entendido eso de tu carácter, quizá el mío es el que no me permite entender, a veces los hombres pretendemos muchas cosas -me senté a su lado y le di unos golpes en el hombro- pero no sabemos que conclusión tendrán ¡En fin! ¿Cómo poder entendernos en este mar de caracteres cambiantes?

-Yo en cambio si comprendo el tuyo, pero no es de mi agrado.

Me reí y sentí un golpe de aire, un estremecimiento me cubrió como un aceite ungiendo al nuevo, escuché el bálsamo de las palabras de la Gorgona.

-¿De que te ríes?- preguntó.

-Tonterías de Lucio -le respondí- ¿Dónde andabas?

-Acompañé a Pilar hasta su casa, es una chica muy bonita, además de inteligente ¿Hace cuánto que la conoces?

-Hace muy poco -respondió por mi y por él, Lucio- Bueno Adán, entonces nos vamos…

-¡Tan luego! Si quieren desayunar estaré complacida- invitó la Gorgona

-Yo no tengo ningún problema-dijo Lucio- ¿Tú Adán?

-Bueno, total no tengo que hacer hoy -dije y la Gorgona fijó sus ojos en mi, una espada atravesando el lugar no bañado por la sangre del dragón.

-Voy a prepararlo -advirtió ella e inmediatamente se encerró en la cocina

La sala de estar estaba llena de botellas de cerveza, pisco, cogñac, vodka, latas, etc. Colillas de cigarros, y una que otra prenda de vestir olvidada por algún invitado de la noche anterior. Con Lucio limpiamos el desastre, para sorpresa mía encontré unas colillas que aun estaban encendidas; en corto tiempo estábamos los tres sentados bebiendo café y comiendo tostadas untadas en mantequillas, paté, el mantel tenía unos preciosos bordados. Lucio y la Gorgona se llevaban bien, conversaron largo rato y sólo se interrumpió cuando la Gorgona se tomó una pastilla, yo en cambió aproveché para leer un rato.

No fuimos tarde de la casa de la Gorgona, afuera el mismo ambiente de antes, las viejecitas, las casas de aspecto gótico y el gato soñoliento al sol, eso si la calle estaba un poco más poblada de personas con un camino seguramente trazado se movían maquinalmente. Me separé de Lucio en una esquina y nuevamente sólo en medio de tantos rostros exhalé un suspiro, sentía frío entre tanta gente acalorada con el sol de la tarde, almorcé en un restorán de dudosa categoría y me bebí una cerveza. Decidí ir a casa, cuando llegué un amigo esperaba sentado en la escalinata para entrar, bebimos y fumamos hasta largas horas de la noche, antes de sumirme en mis aguas oníricas, recordé…






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