Poema los poetas grises (Fragmento II)
Desvestido una vez al día para ver una raíz crecer entre las sábanas de opio
en la cálida cama de un cuerpo compartido,
no contigo si no con otras ideas,
esas putas frágiles, movibles por un viento húmedo.
Quería, algún día,
colocar droga en la comida del capitán,
gritarle: “¡Métase la métrica por el culo, el universo es desorden!”
y susurrar desde el fondo de la casa frases inmemoriales:
“somos eternos, éramos extraños,
pasamos huyendo como humo de tabaco en el cabello”
decíamos entre calles abrigados por diarios populistas:
“Devórenme, devoren esta carne agotada de ternura”
Extraños corazones, extrañas ciudades, lamentos, amargura
extraños hombres
paseantes sedientos de caminos verdes
donde se agota la vida y la gotera deja de hablar,
están buscando un padre que deje morir su hija con pétalos por [boca,
Me señalan que este mundo vive
pero solo hay pedazos y más pedazos
del espejo sonriendo en el suelo.
Extraños al amanecer y dedos surcando mejillas blancas de papel enmohecido
Como extraños poetas bailando desnudos en el paisaje.
¿Cómo ver el fondo mismo de las cosas?
¿Es una garza una boca plateada como una boca pálida guardando el único secreto?
Y estaban estos Grises abandonados a la marihuana y el alcohol
siempre vi tras el ojo otro ojo más grande y ciego
Cavernas en la caverna, espirales sin fin,
Corrientes de mierda inundando los estómagos,
siempre para vivir hemos matado
Vivimos de la muerte
Esto es más que oceánica ignorancia, es tortura.
mírame estoy desgastado por bromas crueles
por la doctrina, por el metal, por el cemento, por el humo, por calles y calles buscando alimento, por académicos que ordeñan sus barbas frente al texto divino escrito por nubes en el cielo.
Revolcados en tinta Gris de los días,
viejo más jorobado que el número 2,
Más jorobado que agua hundiendo alcantarillas.
¿Y la belleza?
¿Cómo no tener belleza en la belleza?
¿Cómo no tener asco a la fealdad?
El fuego deja cenizas en el viento y pasa como un sueño la belleza
Entre labios cerrados que todos desean abrir,
así como el tigre abre sus ojos,
y la linterna de plata penetra la noche
como si fuera una vela encendida en los ojos del felino
mira sus caras abultadas
a ellos silencio con palabras
a ellos y solo a ellos:
hospitales nevados,
medicamentos para la sordera
medicamentos para no llorar
medicamentos para cefaleas
medicamentos para no vagar
medicamentos para no fumar
para no follar, para no reír, para no cantar, para no existir.
El lazo sangriento de los hombres, lo entiendo
pero son mis hombres, mis hijos muertos por el azar de los dados abolidos
¿y si la vida que eligieron solo es una extensión de la muerte?
¿Y si muere en vez de nacer?
¿Y si pensamos en vez de vivir?
Vi tras de ti un cristal empañado de nervios líquidos,
Humo rojo palpitante por crecer en el jardín más tranquilo:
Oh, trenes
Oh maravilla de trenes
Como ronroneo de gatos
Y la vida, la vida
Oh trenes y pipas
Oh, maravilla de trenes
Corazón de metal
Corazón
Corazón
Corazón
Pulmón de metal
Oh, trenes verdes
¿Dónde está la partida?
¿Dónde la meta?
Oh, trenes, maravillas
Ocultas en la oscuridad,
Miedo al gemido del toro moribundo
¡que se lamenta, defeca, se lame, está vivo!
Abrazar la mierda para conocer el fin de su belleza,
Tan complicada, tan puta como ella sola,
una gargantilla de púas adorna su cuello.
Niebla, sudor, semen:
¡mira este pie roto por la cuerda!
¡Esta mano hinchada por hablar!
la locura se persigue, las balas pueden navegar en las cabezas
quisiera sensibilidad pero es más y más,
Solo aspira ternura, expele extrañeza de querer una roca como si [fuera humana,
Y ya no tiene límites, y ya no es algo... este amor por los hombres de concreto,
que no es amor si no ira por vivir entre raíces.
¿Y todo a la raíz? ¿Al submundo plagado de escorpiones?.
Allí están sentados en sillas de ebriedad,
a veces entre cadáveres:
La esquizofrenia oral, la glosalia del hebreo,
La madre que desea comerse a sus hijos
Tortura, tortura, tortura
Tres veces tortura como si tuviéramos tres ojos
Mírame de una vez, estoy enloquecido por la tortura
Como un viejo peruano apaleado en París
Disuelto un Jueves en la tormenta de tierra
por siempre, adiós, extrañeza, adiós
tu cuerpo dulce no es nada a lo amargo del estado verde,
delicia, tortura, bestia dorada de manchas negras,
oro de tigre fulgurado en el culo de Dios
¡amemos ese culo que es final del tiempo!
¡hoy! El instante que es el puente de lo eterno a lo efímero.
Señorita de cartel publicitario ¿está el venenoso éxodo en sus [labios?
¿Hay una mancha en su entrepierna?
Señorita de alcoba ¿no soporta la alcantarilla bajo el brazo?
La Poesía, ya lo sabe, huele a ser
Admiramos sus joyas, el libro de las buenas costumbres
Admiro sus relojes dorados, la exquisita casa con jardines exóticos,
Su automóvil dorado, su cabellera dorada, su piel dorada, sus [piernas doradas, su ropa dorada, su vagina dorada, su verga dorada, [su pantalón dorado,
Traición, traición con el oasis del espíritu
en el desierto de la materia
Estamos revolcándonos, señorita cartel,
está sorbiendo semen del cigarro,
La penetro por odiar este mundo con su amor,
Ambos tan necesarios: odio y amor.
Lama. Mis testículos dorados por el hambre,
Destroce mi cabeza contra el ataúd de cada noche,
introduciré las garras en su carne,
sus piernas punteros del reloj,
suelte su cabello dorado en mis piernas negras
porque soy negro más negro que el carbón que no desea los [diamantes
Y cada Gris desafía la orquesta eterna del tiempo en los tejados [cuando llueve
Porque estas escalas de concreto han violado todo pacto
debemos escondernos en el culo del poema
como viles ratas simbolistas, por el miedo, por la claridad del paredón,
vivos, aún, calientes, húmedos, sangrados, inútiles sagrados,
aún, vagos, sordos, aún amantes...
Señorita acomodada, tonta, adoro su venganza,
La llevo al lago de los unicornios,
Muerdo los limones
y suavemente descorro la cortina,
abro la ventana
y abro la puerta gimiendo
y sollozo como novio
y grito: ¡tortura!
y bajo por la calle
a descoser el hilo de las Parcas
y ver el rostro Gris donde nunca estará
Allí,... entre tus ojos.
(...)
en la cálida cama de un cuerpo compartido,
no contigo si no con otras ideas,
esas putas frágiles, movibles por un viento húmedo.
Quería, algún día,
colocar droga en la comida del capitán,
gritarle: “¡Métase la métrica por el culo, el universo es desorden!”
y susurrar desde el fondo de la casa frases inmemoriales:
“somos eternos, éramos extraños,
pasamos huyendo como humo de tabaco en el cabello”
decíamos entre calles abrigados por diarios populistas:
“Devórenme, devoren esta carne agotada de ternura”
Extraños corazones, extrañas ciudades, lamentos, amargura
extraños hombres
paseantes sedientos de caminos verdes
donde se agota la vida y la gotera deja de hablar,
están buscando un padre que deje morir su hija con pétalos por [boca,
Me señalan que este mundo vive
pero solo hay pedazos y más pedazos
del espejo sonriendo en el suelo.
Extraños al amanecer y dedos surcando mejillas blancas de papel enmohecido
Como extraños poetas bailando desnudos en el paisaje.
¿Cómo ver el fondo mismo de las cosas?
¿Es una garza una boca plateada como una boca pálida guardando el único secreto?
Y estaban estos Grises abandonados a la marihuana y el alcohol
siempre vi tras el ojo otro ojo más grande y ciego
Cavernas en la caverna, espirales sin fin,
Corrientes de mierda inundando los estómagos,
siempre para vivir hemos matado
Vivimos de la muerte
Esto es más que oceánica ignorancia, es tortura.
mírame estoy desgastado por bromas crueles
por la doctrina, por el metal, por el cemento, por el humo, por calles y calles buscando alimento, por académicos que ordeñan sus barbas frente al texto divino escrito por nubes en el cielo.
Revolcados en tinta Gris de los días,
viejo más jorobado que el número 2,
Más jorobado que agua hundiendo alcantarillas.
¿Y la belleza?
¿Cómo no tener belleza en la belleza?
¿Cómo no tener asco a la fealdad?
El fuego deja cenizas en el viento y pasa como un sueño la belleza
Entre labios cerrados que todos desean abrir,
así como el tigre abre sus ojos,
y la linterna de plata penetra la noche
como si fuera una vela encendida en los ojos del felino
mira sus caras abultadas
a ellos silencio con palabras
a ellos y solo a ellos:
hospitales nevados,
medicamentos para la sordera
medicamentos para no llorar
medicamentos para cefaleas
medicamentos para no vagar
medicamentos para no fumar
para no follar, para no reír, para no cantar, para no existir.
El lazo sangriento de los hombres, lo entiendo
pero son mis hombres, mis hijos muertos por el azar de los dados abolidos
¿y si la vida que eligieron solo es una extensión de la muerte?
¿Y si muere en vez de nacer?
¿Y si pensamos en vez de vivir?
Vi tras de ti un cristal empañado de nervios líquidos,
Humo rojo palpitante por crecer en el jardín más tranquilo:
Oh, trenes
Oh maravilla de trenes
Como ronroneo de gatos
Y la vida, la vida
Oh trenes y pipas
Oh, maravilla de trenes
Corazón de metal
Corazón
Corazón
Corazón
Pulmón de metal
Oh, trenes verdes
¿Dónde está la partida?
¿Dónde la meta?
Oh, trenes, maravillas
Ocultas en la oscuridad,
Miedo al gemido del toro moribundo
¡que se lamenta, defeca, se lame, está vivo!
Abrazar la mierda para conocer el fin de su belleza,
Tan complicada, tan puta como ella sola,
una gargantilla de púas adorna su cuello.
Niebla, sudor, semen:
¡mira este pie roto por la cuerda!
¡Esta mano hinchada por hablar!
la locura se persigue, las balas pueden navegar en las cabezas
quisiera sensibilidad pero es más y más,
Solo aspira ternura, expele extrañeza de querer una roca como si [fuera humana,
Y ya no tiene límites, y ya no es algo... este amor por los hombres de concreto,
que no es amor si no ira por vivir entre raíces.
¿Y todo a la raíz? ¿Al submundo plagado de escorpiones?.
Allí están sentados en sillas de ebriedad,
a veces entre cadáveres:
La esquizofrenia oral, la glosalia del hebreo,
La madre que desea comerse a sus hijos
Tortura, tortura, tortura
Tres veces tortura como si tuviéramos tres ojos
Mírame de una vez, estoy enloquecido por la tortura
Como un viejo peruano apaleado en París
Disuelto un Jueves en la tormenta de tierra
por siempre, adiós, extrañeza, adiós
tu cuerpo dulce no es nada a lo amargo del estado verde,
delicia, tortura, bestia dorada de manchas negras,
oro de tigre fulgurado en el culo de Dios
¡amemos ese culo que es final del tiempo!
¡hoy! El instante que es el puente de lo eterno a lo efímero.
Señorita de cartel publicitario ¿está el venenoso éxodo en sus [labios?
¿Hay una mancha en su entrepierna?
Señorita de alcoba ¿no soporta la alcantarilla bajo el brazo?
La Poesía, ya lo sabe, huele a ser
Admiramos sus joyas, el libro de las buenas costumbres
Admiro sus relojes dorados, la exquisita casa con jardines exóticos,
Su automóvil dorado, su cabellera dorada, su piel dorada, sus [piernas doradas, su ropa dorada, su vagina dorada, su verga dorada, [su pantalón dorado,
Traición, traición con el oasis del espíritu
en el desierto de la materia
Estamos revolcándonos, señorita cartel,
está sorbiendo semen del cigarro,
La penetro por odiar este mundo con su amor,
Ambos tan necesarios: odio y amor.
Lama. Mis testículos dorados por el hambre,
Destroce mi cabeza contra el ataúd de cada noche,
introduciré las garras en su carne,
sus piernas punteros del reloj,
suelte su cabello dorado en mis piernas negras
porque soy negro más negro que el carbón que no desea los [diamantes
Y cada Gris desafía la orquesta eterna del tiempo en los tejados [cuando llueve
Porque estas escalas de concreto han violado todo pacto
debemos escondernos en el culo del poema
como viles ratas simbolistas, por el miedo, por la claridad del paredón,
vivos, aún, calientes, húmedos, sangrados, inútiles sagrados,
aún, vagos, sordos, aún amantes...
Señorita acomodada, tonta, adoro su venganza,
La llevo al lago de los unicornios,
Muerdo los limones
y suavemente descorro la cortina,
abro la ventana
y abro la puerta gimiendo
y sollozo como novio
y grito: ¡tortura!
y bajo por la calle
a descoser el hilo de las Parcas
y ver el rostro Gris donde nunca estará
Allí,... entre tus ojos.
(...)
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