Párpados pesados (del libro: Lengua de fuego)
¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aun si de repente algún ángel
me apretara contra su corazón, me suprimiría
su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible (…)
Rainer María
Rilke, Las elegías de Duino.
Perdido en los rumbos alterados de su espacio
¿me llenas? ¿me inundas con tu lácteo? ¿me observas morir bajo el agua?
Mi nombre era Ofelio entre las ondas de su cosmos
Mi nombre era un pequeño abrir de párpados pesados
Ya no entendía el rumbo del camino
Ya no veía en la ribera mi sombra de humano.
Y su secreto pacto con el orgasmo de los días,
Fui volteando mi carácter hacia las esquinas,
Participé del frío del desesperado y su angustia,
Del dolor que en su alma lo hería,
Lo hería,
Cuántas veces miré el fondo de este vaso
Y mis ojos ya no existían.
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