¡Que importa camarada!


A Mayakovsky en un sueño

¡Qué importa si el vino brillaba en las copas!
¡Qué importa!
Dios estaba ebrio
cuando abrió la puerta,
y entró aquí,
junto a nosotros,
el universo.
¡Qué batallón de pájaros tejía en el aire su manto de notas!
¡Ya el vino arrecia!
Como si el alba se sonrojara
De las impudicias del poeta.
¡Qué importa!
Una lluvia de rubíes cubría
Las pestañas del amanecer.
Y la mirada de transeúntes
No anunciaba nada bueno,
El vómito estiraba un brazo
Hacía calles tapizadas de diarios.
¡Qué importa!
Un poeta Gris después de estar gritando
Esperó la Poesía
Sentado en la cuneta del progreso.
¡Qué importa!
La noche será de noche
Y pasarán muchas flores,
Encendidas lámparas en el bosque.
Antorchas bailantes y ebrias.
¡Qué importa!
Ya no llueve
Y el agua limpió el rostro blanco
de una lápida herrumbrosa.
¡Qué importa!
Una gota atravesó la tumba
hasta esos labios de la estatua de roca
¡Qué importa!
¡El vino!
¡El vino brilla en las alas
de una mariposa muerta!
¡Qué importa!



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