LOS POETAS GRISES (fragmento)
“Ella que
dormitaba con los párpados en el sol como si fuera el eclipse más verde de los
siglos, silenciosa asesina con dos caras sin ser moneda para otras barcas donde
teme la somnolencia y amaba los secretos de la sombra, la ninfa derretida como
cerca de cirios negros, ella y lo gris que no existe, ella que reía cuando
hablaba de los grises, ella y nada más que ella, mi única moneda para Caronte.
El que aplaudía los paisajes y las sombras derretidos de los sauces; tarde
donde la gota carmín lloraba por los muertos, él que colecciona sangre para
invitar a los niños a beber, orgullo del apátrida, obsoleto siempre, sin
sombra, sin atisbos de alegría, al reventar vasos con la mano, al comer vidrio,
él sin camino que dibujar, pero más vivo que la semilla de mostaza. Él que fue
despedido no regresará jamás a sentarse porque se prefiere los números y la
parte, la ciencia a la locura, idiota travestido que no adelantó más que su
mano y era una rata de la lengua. Ella que era infiel y domaba hombres como
araña enamorada de su víctima, que en las noches, en plena videncia daba un
paso más hacia el puente tricolor, loca por el vino y hojas verdes, ella que
logró conjurar su vientre secreto, que no quiere el dinero más que para contar
la historia de su mundo.”
“Amapola derrites
en los soles enfermos tu néctar quieres darlo todo a todos a todas sin
considerarte entonces buscas tu trono en las flores y solo encuentras que todo
lo hecho no sirve no sirve destinaste tus días a una marcha infatigable que sus
frutos caen por tu edad FUTURA al acto das una vuelta y giras con tu cápsula al
viento, he perdido tu vista, he perdido la forma de guiarme hacia tus hojas y
raíces…te llame papaver y no hay más que esa formación que se agrieta y
recuerdo como te conocí en Los Arenales una noche en que las mariposas
nocturnas empecinadas en chocar sus alas y escamas contra un muro se alejaban
de una baranda de metal verde yo miraba el piso e imaginaba que era un río con
rostros bajando colina abajo esto eran Los Arenales y apenas empezaba a conocer
el limbo de las calles y la perdición de todos esos hombres con sus dientes tan
perdidos como la forma de guiarme hacia tus hojas y raíces ahí plantada eras
mayor que yo en un par de años dos o tres dependiendo de las estaciones
habíamos llegado a este punto dónde nunca había nada hacia atrás pero nos
disponíamos a mirar que podríamos hacer hacia delante en eso en esas cervezas
que en un primer encuentro nos bebimos y la sangre cayó a ese vaso en ese
momento debí percatarme de tu veneno cuyo antídoto es el...
El marqués
fue al primero que deseaste estabas perdida por nuevas experiencias estabas en
ese limbo de las calles buscando algún abrigo y ahora que pienso no sé si tú
hacías por hacer o por gusto yo era feo más feo que Sócrates mudo feo como una
torre arrugada feo como la vagina de una vieja con prolapsus feo y horrible mis
mañanas agitando los brazos para encontrar el techo más lejos que la noche
anterior en esas latas fue el primer beso después fueron pasando los hechos una
revista que compartíamos con otro y ese otro no te hacía problemas pues sabía
que sus pesares podían aumentar los tuyos aceptaba tan bien que pudieras besar
a quién quisieras o mostraras tus cualidades a todos los que desearas pensaba
que tú no tenías una definición clara agobiada por no comprender lo que era en
realidad el lesbianismo está bien que no comprendiera jamás esas disposiciones
de compartir tu hembra con otro bastardo igual siempre había una preferencia
latente siempre un continuo quejarse por esa motivación que te hacía olvidar
todos los momentos vividos quizá fueron mejores los momentos del bastardo quizá
todos mis actos eran recibidos con una sonrisa malévola en el rostro cuando
girabas la cabeza pensaba en los juegos insidiosos que origina un hombre con
sus comentarios pensaba en que sólo quería ser sincero y si eso te dañaba (aún
sufriendo) compartíamos ese dolor tú año a año crecías en mi pecho como una
amapola herida por la nieve en varias miles de ocasiones te alzaste al viento
para cabalgar en las piernas en varias imágenes producía más dolor que placer
el miembro de hierro que dobla a los hombres en colores de ese teleidoscopio.
Ahora ven
que las campanas suenan por la Ida y por mi vuelta en las escalas de las
iglesias de Los Arenales en las calles y pasadizos en el calvario y en el buen
aire de las dunas y psicodelias alcohólicas de maltas.”
Solía meterse en los papeles de aquel enfermo para
encontrar cartas como esa. Lo visitaba por considerarlo una conversación
agradable pero cada vez que se olvidaba por completo de lo escuchado se
aparecían en su mente algunos ecos, algunas expresiones que le daban una
sensación terrible de sufrimiento. Eso no era agradable para él. En cambio el
pobre se divertía aplaudiendo cada razón que él le daba contra sus argumentos.
Era una burla. Esa tarde encontró el papel en un agujero en el baño, doblado y
metido en un sobre pero sin destinatario ni remitente, era sin duda su
caligrafía pero ¿Cómo había llegado esa carta hasta ahí? Todo intacto. ¿El
enfermo se movía? Caía en cuenta, también que el sujeto jugaba con su mente,
¿desinteresado? Daba sus argumentos, sus ideas, sus pensamientos ¿a quién sea?
Trató de llevar la conversación a un límite irreprochable:
-Caigo,
enfermo en que estás de tal manera que no conoces que sucede fuera de ti. Hay
algunas protestas, como siempre, se aspira a derrotar la pobreza, los poetas
reclaman, los trabajadores siguen tratando de arreglar un sistema sin
arreglarse ellos mismos. Se piensa en no trabajar si no en vivir, cosa que
dejan separadas, porque hay un aburrimiento tal en las calles que sonreír es
una herejía, el sujeto no logra comprender que no hay que comprender.
-Grieta sopla ese aplauso lleva
organiza y combate destierra hacia aquí la estancia saliente de tus mil bocas
inviertes donde tus sujetos no sujetos de agrietan te absuelves te liberas sin
cabeza sin alma sin espíritu que conversan que están y no están que la mentira
y toda mentira charlatán abusivo decrépito estrépito sonriente que te da y
humilla por demás golpes y barbilla y castigo rompe sin saltar las flores el
casco lo que ves lo que enferma lo que da salud y no respetas no me entiende la
fragmenta la convierte se te aumenta la puerta y corres te escondes en las
cuevas del desierto te enfrentas a ese frío a los cielos violeta brazo con mano
mano con brazo y das y das y das con la palma en ahí las hormigas el calor tus
pensamientos que era eso de no tener o tener más que otro y si hay otro no hay
otro que todo que nada que la acción insulta toca la busca se quiere colgar por
no ser lo que se busca por detenerse a pensar no eres mías eras de otro no
serás de nadie y no te encuentro y además no hay nada no hay nada eso no sirve
no eres nada no te encuentro no estás te fuiste en bicicleta.
Y volvía a su casa, tomaba el cuaderno y en las
últimas páginas leía:
“Cómo ha crecido esta niña aparecida niña de
horrores hija de tres ramas tronco de grietas se ha continuado se ha
importado…esa cabeza…los ojos…la sangre…la veleta…las huellas encapsuladas en
el aire colgando como el ahorcado de todas las historias…ahí leyendo siempre
siendo escrito como el mismo en proceso invertido hacia más que boca y
orificios…un destello para comprender… una grieta…la pulsera que encontramos en
ese punto perdida de óvalos rojos era sangre a un costado más allá hay tanto
que explicar de eso…las rodillas en el pasto a veces entumecidas sin moverse…
comprendía la incomprensión daba vueltas en eso de caer abrir las persianas
oliendo las hojas de Kafka en su muralla convencido de un nuevo aliento o
quizás…entonces tratar de utilizar otro método…derrotar a un familiar en su
apego hacia el dejando ir la capacidad de recordar que momentos fueron los que
se vivieron…¿podré terminar en una cama? Postrado por no saber hacia dónde
caminar o qué hacer con los segundos restantes del final.