La garganta de Elki (del libro: Lengua de fuego)
Origen del seno de mil serpientes por cabeza,
origen del seno del mundo
que degüella mares y cauce en sátrapas gargantas de vidrio.
Atento con tu pensamiento,
alerta a esa alegría precaria
donde la fuerza es fuerza siempre.
La justicia no se maneja con los dedos
no llores por la sábana y su derrame
por laderas en que los insectos de su ojo
se buscan doblados en piedras,
en filamentos sacados del papel de algún escupo, de algún pellejo,
en ciudades perdidas en el eco de su canto vestigial,
reptando junto a las flores no nacidas
en la noche de las noches
logrando legalizar la Constitución en mil cuerpos
en el día de los días
con la vanidad de estar siempre
Más arriba
O
Más
abajo
que un humilde con su verdad ególatra,
así podrían decir que nuestra agua
es más que la sequía, más que ese calor
para hundir los dos mil ojos en el punto
donde las cosas guardaban
el secreto de nacer otra vez
del mismo seno, del mismo Valle, del órgano silbante de cien piernas
estrangulando sus labios,
enfurecida,
por la sangre durmiente guardada en los pétalos combustibles
silvestres y lleno de caricias de árboles en la superficie
en que danza tu rostro sobre el rostro
que de seguro no alcanzarás a conocer.
Una llamarada nos cubre
en cada golpe eléctrico a la raza de Chile,
destapan los rayos de la espina, en la cúspide,
saltan con el buen semen para las hembras
líquidas ensordecidas por el humo
más allá de su invisible voluta calcinada
por la mano imposible bajo los vestidos
en que dicen:
“No desistas, muerde mi nombre en la quemadura del hielo
que su nombre está bien oculto y grabado en tatuaje y cicatriz
tu apuntas con tu dedo el sol más profundo de mis besos”
Allí ocultas una ciudad perdida en su propia cabeza
a un hombre en sus propios pasos
que lanza millares de manos hacia la altitud
que nunca llegan a verter la sangre de su pueblo
que nunca llegan a quemar sus edificios
que nunca vuelven a llegar donde vuelven.
(del libro: Lengua de fuego)
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